Por lo poco que he escrito últimamente habrás podido comprobar que apenas he entrenado; de hecho desde principios de diciembre hasta el sábado pasado llevaba en mis piernas 32,570km y la última vez fue el 9 de marzo. He ido entrenando intermitentemente, pero no es nada a lo que se pueda llamar rutina. Si la memoria no me falla fue precisamente a principios de marzo cuando volví a entrenar más o menos en serio, aunque el trabajo impidió que volviera a coger el hábito.
Después de montar e inaugurar la nueva colección permanente del Museu del Modernisme Català y los stands de Gothsland y
MMCat en
Antiquaris Bcn, despedía la noche del sábado con un generoso plato de pasta y deseando que el cambio de hora no perjudicara mi escaso descanso (Durante la madrugada del sábado adelantábamos los relojes una hora más para favorecer el ahorro energético).
A las 5:10 sonó el despertador ya que tenía previsto hacer un buen desayuno, prepararme con calma y salir tranquilamente hacia Pl. Espanya, lugar que serviría de salida y meta del maratón. Pero un cómodo y placentero sueño hizo que en un susurro pidiera 5 minutos más, que se alargaron como un chicle hasta que, con los ojos achinados pude entrever que eran las 7:50!!!! La hora de salida de la Marató de Barcelona era a las 8:30, así que me levanté acelerado, me fui hacia el lavabo y a mitad de camino pensé que no había cambiado la hora, entonces mis 7:50 eran realmente las 8:50, con lo cual ya no tenía ni opciones de intentar participar; seguí igualmente camino hacia el cuarto de baño y después de la agradable visita matinal se me ocurrió acercarme a la cocina para verificar la hora y, efectivamente, el reloj de la cocina marcaba las 6:52, así que mi móvil se había autoactualizado y marcaba la hora correcta!!! Otra vez me aceleré, volví al cuarto de baño, me unté de vaselina todas las zonas que podían padecer más roces, me vestí y sólo cogí la tarjeta del bicing, ni llaves, ni móvil , ni bolsa. Si lograba llegar a tiempo no sería capaz de depositar las cosas en el guardarropa.
Tras cruzar el portal empecé a hacer un sprint-calentamiento hacia la primera estación del
bicing, el transporte público que me llevaría cuanto antes a las Torres venecianas de Montjuïc, cuando llegué recordé la contundente ley del señor Murphy: ni una bicicleta en la estación. Entonces me planteé dos opciones, la del conformista, que era volver por donde había venido y seguir durmiendo o la del vencedor, que era darlo todo por conseguir mi objetivo, así que volví a sprintar hacia la estación del bicing más cercana a aquella... por los pelos, sólo quedaban dos! Al montar vi pasar a otro maratoniano que iba hacia Montjuïc, lo alcancé y empezamos a conversar y entablar amistad, se llama Jordi y entrena en el Metropolitan (ya haré mis indagaciones). A los pocos minutos llegamos a Pl. Espanya, aparcamos las bicis y nos dirigimos al cajón azul de salida; no se como fue, porque apenas éramos 20.000 atletas más acompañantes, que nos perdimos de vista. En fin, aproveché aquellos minutos previos para visualizar mi llegada a meta y mentalizarme de que sólo era un entreno y en ayunas debía aplicar una táctica muy conservadora.
A los doce minutos de dar el pistoletazo de salida conseguí pasar por el arco y empecé mi propio maratón, en ningún momento aceleré más de lo necesario, más bien iba disfrutando del paisaje y del ambiente y de algunos frikis que iban dando la nota, a destacar a uno que iba votando una pelota de básket, otro que iba de "liebre" con un casco con orejas, al que había atado una cuerda de la que colgaba una zanahoria, un torero, dos colegialas holandesas,...
Al llegar al medio maratón empecé a notar los primeros efectos de fatiga, pero era muy consciente de lo que quedaba por delante y en contra a lo que se suele generalizar, sabía que si llegaba en condiciones aceptables al km. 30 llegaría a cumplir mi objetivo. También es verdad que en todos y cada uno de los avituallamientos me aprovisioné de todo lo que había: agua, bebida isotópica, naranjas y plátano (excepto los geles) Por cierto, sólo me aprovisioné de plátanos en el primer avituallamiento, ya que noté que con el estómago vacío se me hacía muy pesado, así que me centré en las naranjas, que me fueron de maravilla en el ironman.
A partir del km. 32 se me hicieron molestas las rozaduras de la cinta del chip (un lugar donde no me unté de vaselina) y a sobrecargar la zona interna del menisco. Cierto es que había reservado hora con David los dos últimos viernes para que me "arreglara" esa sobrecarga y me hiciera un masaje propioceptivo de cara al maratón, pero no pude ir por el trabajo. En el km. 34 me encontré a Sergio, Delia y sus hijos, sus ánimos hicieron que continuara con una sonrisa de oreja a oreja; luego, antes de cruzar Arc de triomf también vi a Xavi i Maricel y seguí tan alegre. Entre los km 38-39 bajé el ritmo y alterné el trote cochino con el paseo rápido, pero cuando llegué al Paral·lel tenía la victoria asegurada, aguanté, aguanté, y los últimos 300m esprinté y adelanté a todos los que iban llegando algo tocados. Una miseria de tiempo pero un gran triunfo por el ayuno y el escaso entreno!!!!
Me encantaron las palabras de Sergi: Once an ironman, ironman forever
Aquí van los tiempos de los espartanos:
00857 Lluís Vaquer (Diaf Triatló) 03:02:38
02224 David Aragón 03:17:25
02416 Sergi Hernández 03:18:52
03082 Josep Colomina (One To One) 03:24:00
04197 Carlo Alberto Monai 03:30:15
07220 Oriol Serra (Diaf Triatló) 03:47:30
12372 Maria Arenillas 04:18:23
14682 Gabriel Pinós (Diaf Triatló) 04:43:47
