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martes, 8 de marzo de 2011

MARATÓ DE BARCELONA. EL DÍA DESPUÉS

Antetodo un homenaje a los amig@s que han acabado el maratón con éxito:

Josep Colomina 03:25:15

Lluís Vaquer 03:27:49

Jordi Boronat 04:03:38

Maria Arenillas 04:09:38

Gabriel Pinós 05:12:35

El día después del maratón empezó mucho antes de lo esperado. Después de acabar la prueba tenía pensado volver en bici, pero el gran encuentro con mis niñas cambió los planes; como hacía tan buen tiempo volvimos andando, pero a la altura de Rocafort mis piernas ya no daban para más, o nos subíamos a un autobús o me podían dejar tirado en un banco.
Opino que si puedes dedicar unos pocos minutos más, puedes llegar andando a todas partes sin necesidad de utilizar transporte público, y como la opción del bus era la única que veía factible para llegar vivo a casa, cuando llegamos subí por las escaleras para compensar el trayecto en bus. (Siempre subo andando, pero aquel día era para hacer una buena excepción)
Por la tarde siesta y al llegar la noche decidí quedarme en el sofá porque veía que los dolores y el cambio de postura iban a ser muy frecuentes; así que mejor que duerman las que puedan y ya me espabilaré. Ya no recuerdo cuando fue la última vez que tuve fiebre, aunque en esta ocasión sólo fueron unas décimas. Pasé la noche como una croqueta, dando vueltas y deseando coger la postura idónea para poder descansar, pero cuando cogía una postura en la que no me dolía una pierna, me dolía la otra.
Al amanecer la situación había mejorado, ya no tenía tanto dolor e incluso parecía que podía caminar con cierta normalidad. Nos animamos a asistir a la celebración familiar del aniversario de Lucía y al anochecer volvimos a reponer fuerzas a casa. Aproveché para desempolvar a la niña de mis ojos gemelos, para cogerla de camino a casa cuando dejara el coche y apenas había acabado de subir la rampa del garaje con la bici cuando escuché un terrible sonido que hacía años que no sentía en primera persona, un reventón!!! Ni el líquido interno del tubeless pudo taponar la fuga. Podría haber dejado la bici y coger el bus o volver andando, pero lo que yo quería, deseaba y anhelaba era disfrutar de un paseo en bici camino de casa; así que ya me ves pasadas las 10 de la noche introduciendo una cámara en el tubeless (y deseando que la cubierta aguantara la fuga) para empezar a pedalear, aún sin saber si mis piernas iban a reaccionar bien.
Y sí que aguantaron, las piernas y la cubierta, era como si no hubiera corrido el maratón el día anterior ni acabara de tener un buen pinchazo. Me empecé a animar y a imprimir más fuerza con las piernas, será porque aproveché un tramo de bajada o que se me fueron todos lo males dándole a los pedales, la cuestión es que apenas había finalizado el primer día después de los 42km y había alcanzado una buena máxima dentro de Barcelona: 50,9km/h

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