Vas caminando tranquilo por las solitarias calles de un domingo cualquiera, pensando en tus cosas, hasta que una imagen perturba a la única neurona que trabaja en tu cerebro (menos mal, porque la pobre estaba pasándolo mal a primera hora de la mañana). Es una imagen que desgraciadamente se repite en no pocas ocasiones: un@ ciclista pedaleando con el casco sobre el manillar; la sensación de rabia e impotencia es aún mayor cuando compruebas que no es un@ ciclista ocasional, sino que entrena regularmente, tiene una bici de gama alta y, consecuentemente, una equipación del mismo nivel que la bicicleta. Aunque el nivel intelectual sí que es de gama baja.
¿Cuantas caídas "tontas" hemos tenido aquellos que salimos a pedalear periódicamente? En mi caso muchísimas más que las que hayan podido tener un componente grave o me hayan acarreado una lesión.
Normalmente la explicación de la bonita decoración del casco sobre la bicicleta suele ser "cuando empiece la bajada ya me lo pondré", "cuando salga de la ciudad y empiece la carretera me lo pongo",... frases incoherentes y carentes de sentido si somos conscientes de la utilidad del casco. El ejemplo más cercano lo tenemos con nuestro amigo Marce, que tanto en la Titan como hace unas semanas (contra un coche) se pegó dos buenos guarrazos, y si no hubiera llevado el casco en su sitio es más que probable que hoy no nos éstuviéramos riendo con él de la atracción que siente Marce hacia el suelo.
Otro ejemplo más lejano, lo tengo con un compañero en el curso anterior a la universidad, con 17 años: Un viernes salió de fiesta con los amigos, cuando acabó se puso el casco, cogió la moto y se dirigó a casa; en la esquina antes de llegar a su hogar se sacó el casco y antes de subir a la acera resbaló accidentalmente, pero antes de tocar el suelo topó con un pilón de hierro (de estos típicos que impiden que estacionen los automóviles sobre la acera). El lunes siguiente íbamos a su funeral.
Con este artículo adjunto una bonita foto, verás que por muy desnudos que vayan los ciclistas, van mucho más equipados y protegidos que aquellos que creen que su filosofía de vida está ligada a las dos ruedas.
BE SMART, RIDE FREE
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