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sábado, 2 de abril de 2011

EL NÉCTAR DE LOS DIOSES

“El néctar de los dioses” es el escueto y placentero monólogo después del primer sorbo del zumo de naranja que tomo en mi desayuno. Desde que tengo uso de razón el zumo de naranja ha estado presente en mis desayunos y, esté o no en compañía, no puedo evitar expresar mi satisfacción ante tan sabroso, dulce y rico alimento.


La naranja se caracteriza por su alto contenido de vitaminas A, B1, B2 y C, así como de ácido fólico, potasio, magnesio y calcio. Tiene un considerable contenido de betacaroteno, como la zanahoria, lo que le confiere propiedades antioxidantes y ese color anaranjado. También es rica en fibra y favorece el tránsito intestinal, gracias a la parte blanca que encontrarás entre la pulpa y la piel.

Propiedades: Interviene en la formación de colágeno, huesos y dientes, glóbulos rojos, favorece la absorción del hierro de los alimentos, refuerza el sistema inmunológico y retarda el envejecimiento celular.

La naranja se puede consumir durante todo el año aunque la mejor época es desde mediados de otoño hasta el principio del verano. Las naranjas más famosas son las valencianas, aunque las más dulces y sabrosas son las murcianas.

“Es más aconsejable comerla que beberla en zumo para beneficiarte de sus múltiples propiedades” es lo que leerás o escucharás acerca de los beneficios de la naranja. Yo voy más allá y añado un punto predicando con el ejemplo: Después de preparar el zumo, recoge la pulpa para comértela, así el beneficio de un buen néctar de los dioses es completo.

¡Que aproveche!

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