Durante un frío domingo del mes de noviembre nos dirigimos hasta Castellar de n'Hug para recolectar unos cuantos rovellons (aunque por ahí arriba se empizan a coger a finales de agosto o principios de septiembre, no?) En fin, lo que cuenta es que íbamos a dar un buen paseo por la montaña y a volver con el saco lleno, si se daba el caso. Hablando en plata, que íbamos a hacer de domingueros dando un paseo por la montaña.
Desde luego el tópico se hace típico y es que los sobrenombres de pixapins, camacos, diesel,... nos los hemos ganado a conciencia. Aunque no creo que tengan nada que objetar los varios comercios que abren en horario dominical y cuyos ingresos durante el fin de semana son substancialmente muy diferentes a la del resto de días laborables...
A lo que íbamos, Bea, Nuria, Nazaré, Hugo, Magda y un servidor llegamos a Guardiola de Berguedá a una hora no muy tardía de la mañana y aprovechamos para hacer el típico desayuno vegetariano de todo buen dominguero: pà torrat amb tomàquet i fuet cassolà, acompañado de unos buenos caldos: agua y cocacola ;-P
Les Fonts del Llobregat
Después de recuperar las fuerzas perdidas (es que una hora y pico en coche fatiga mucho) seguimos la ruta hasta Castellar de n'Hug, previo paso por Les Fonts del Llobregat. En el nacimiento del río fue el único lugar donde nos encontramos a más pixapins, el resto del día anduvimos a nuestro placer sin ninguna compañía más. Más tarde pasamos por Ca la Quima, un local mitad panadería mitad colmado, y reservamos un par de croissants gigantes. Nuria y Bea estuvieron de cachondeo con los croissants hasta que los vieron, pues seguramente no se imaginaban que serían de tales dimensiones. Para aquel que no sepa de qué hablo, que se imagine un corissant de la medida de una ensaimada de Mallorca.
Y, finalmente, despues de tanta comida ingerida y reservada empezamos a hacer el caminito que nos conduciría hasta los ansiados rovellons!!!! El tiempo acompañó durante toda la jornada, en los momentos de más calor superábamos los 3,5ºC, en los que no, estaríamos entre 1,5 y 2ºC. Aunque personalmente opino que lo mejor de la jornada fue la espectacular nevada que sufrimos desde que llegamos. Tengo grabado en la mente la típica escena primaveral en la que el polen de los árboles revolotea por el paisaje haciendo las delicias de los caprichos del viento, pues la misma escena es la que estuvimos disfrutando todo el día, pero en este caso la nieve suplió al citado polen, una maravilla.
Ah, me olvidaba de los rovellons, cogimos el camino que va desde Castellar de n'Hug hasta la hermita de Montgrony, una paseo por una pista forestal en la que a ambos lados se respiraba este típico olor a humedad y que te indica que deben haber bolets por ahí cerca, en cuanto te aproximas cercioras tu sospecha con los pinos posicionados a la sombra y en cuya base florece el musgo (interiormente empiezas a frotarte las manos) y entonces llega el momento en el que ya estás saboreando la seta, el ajo doradito en la plancha y alargas la mano y.... NI UNO!!!! en prácticamente 2 horas de paseo y charla no encontramos más que 4 pets de monja mal contados y se acabó.
Aunque nos fuimos con las manos vacías, el paseo y el ambiente distendido sí mereció la pena. El premio de consolación fue la comilona en Cal Armengou, delante de la iglesia de Castellar. A parte de la carta tienen un menú de 16€ con 5 primeros y 5 segundos a escoger y muy buena calidad; cayeron la sopa de bolets, escudella, arrós amb camagrocs y entrecot y mel i mató i flan de la casa. La próxima vez que vayamos de pixapins ya sé donde vamos a comer :-)
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